martes, 12 de marzo de 2024

Liam Gallagher + John Squire : Liam Gallagher & John Squire (2024)

"Pasar el rato..."

Mientras Liam Gallagher intenta desesperadamente convencer a Noel de una reunión con Oasis (me lo imagino spameando su whatsapp con cientos de "dale, que vamos a ganar mucho dinero...!"), ha decidido mantenerse en activo colaborando con uno alguien que podría ser un símil respecto a su hermano en Inglaterra, es decir, John Squire. Juntos (aunque es el ex Stone roses quien ha compuesto todas las canciones de este debut homónimo) se han lanzado sobre un conjunto que no admite medias tintas y funciona como un compilado de melodías y sonidos que rinden culto sin vergüenza ni empacho a sus principales influencias, digamos el rock de los sesentas. 

Desde un comienzo por tanto, cuando unas palmadas adornan los coros de 'Raise your hands' comprendemos por donde irá esto: guitarras + canciones breves, simples y melosas. La ronca y nasal voz de Liam irá complementando de buena forma, fluctuando bien en 'Mars to Liverpool' o en la soberbia 'Just another rainbow', por paliza lo mejor del disco con sus arranques psicodélicos. No por nada es la única que supera los cinco minutos de duración. El resto será ir al blues en 'I'm a wheel', homenajear el 'Foxy lady' de Jimi Hendrix en 'Love you forever' (nuevamente con Liam bien en los coros) o rocanrolear en 'You're not the only one' + 'I'm so bored' (otra que vuela alto con sus aires a Revolver de The beatles), más algún relleno en un disco que no parece sinceramente contar con ninguna expectativa más allá de pasar el rato.

Y para cerrar, una provocación. Allá por los noventas o dosmiles siempre llamó mi atención el que gente se refiriese despectivamente Oasis mencionando eso de que "suenan igual a los Beatles". La verdad es que más allá de algún guiño evidente de Noel a los de Liverpool en determinadas canciones, nunca compartí esa afirmación y este disco de Liam + Squire ha reafirmado mi punto, porque ESTO SI que suena igual a Beatles o sesentas varios. Pero Oasis jamás sonó ni apunto a esto. Noel Gallagher era (y sigue siendo) otra cosa... 

¿Canciones? 'Just another rainbow' y  'I'm so bored'.

6/10
Bueno, cumple...


sábado, 9 de marzo de 2024

Ihsahn: Ihsahn (2024)

 "Viaje salvaje, emocional y que desborda talento..."

Con una carrera que viene mostrando potentes señales de diversidad desde hace al menos quince años pero que intensificó fuertemente la búsqueda en grandes álbumes como Arktis (2016) o Amr (2018), el genio noruego Ihsahn está de regreso. Y como era de esperar, vuelve con una propuesta ambiciosa bajo el brazo, un álbum homónimo donde el vocalista pretende definirse y abordar varias de las aristas que tienden a apasionarle desde lo musical. De ahí el que en este nuevo trabajo lo oigamos recuperando una vibra ligada al metal más extremo, acercándole de cierta forma a lo que fueron sus primeros álbumes en solitario, aunque claro, esto sin jamás dejar de lado su veta más emocional. A Ihsahn la etiqueta "metal" le queda enana, aquello lo sabemos y este nuevo disco vuelve a demostrarlo, con el agregado además de complementar su sonido con toda una obra sinfónica puesta al servicio de su música, lo cual vuelve a este álbum un experimento digno de toda nuestra atención. De hecho, a tanto ha llegado su ambición que el trabajo ha sido lanzado en dos versiones, donde una de ellas incluye únicamente los arreglos orquestales. 

De esta forma, durante casi cincuenta minutos Ihsahn revela ocho canciones (+ tres breves puentes instrumentales) que a diferencia de sus antecesores inmediatos no pareciesen desplegar una paleta de colores TAN diversa si no más bien centrarse en la contundencia de la propuesta, esto entre canciones subirán o bajarán la velocidad pero que contarán con un elemento en común: la particularidad sensibilidad del artista. 

Nos encontraremos así con una partida que privilegiará la aceleración y violencia del sonido, como ocurre en 'The promethean spark', donde el vocalista irá mutando el registro (gutural en las estrofas + coros limpios) así como la intensidad, mientras que en 'Pilgrimade to oblivion' + 'Twice born' el asunto será más salvaje y directo. En esta misma línea, aunque mucho más avanzado el disco, sonarán los casi ocho minutos de 'Hubris and blue devils'. Lo anterior a diferencia del nudo del álbum, el cual entregará momentos marcadamente más emocionales. 'A taste of the ambrosia' es una balada dolorosa interpretada con guturales, a lo cual sumarán los elementos sinfónicos y una estructura que a medio tema comienza a acelerar con fuerza, es decir, un cóctel que se enmarca dentro de lo más interesante en todo el conjunto. Algo similar es lo que desarrolla en 'Blood trails to love' o más adelante en 'The distance between us'

Para el cierre los nueve minutos de 'At the heart of all things broken', un viaje sensible y emotivo donde Ihsahn se propone el tocar diversas puertas, resumiendo de buena forma lo que ha sido este álbum, un colectivo de canciones dispuestas a armar un conjunto representativo del momento del artista, con miradas hacia su pasado pero también evidenciando el aprendizaje y la experiencia adquirida en este par de décadas. 

El genio noruego no decepciona, nos ha entregado un nuevo disco repleto de momentos interesantes, contundentes y que desbordan en talento. Desde ya, uno de los grandes trabajos que habremos oído durante este 2024.

¿Canciones? 'Pilgrimade to oblivion', 'A taste of the ambrosia' y 'At the heart of all things broken'.

9 / 10
Brillante.


Otras reseñas de Ihsahn:

miércoles, 6 de marzo de 2024

Borknagar: Fall (2024)

 "Estirando la fórmula..."

Con treinta años de carrera bajo el brazo debutan acá en mi querido blog los noruegos de Borknagar, una banda que desde siempre tuvo facilidad para entrar y salir del black metal a placer. Para muestra está su discografía, una que disco a disco les ha instalado por sobre cualquier etiqueta, coqueteando en ocasiones con el progresivo así como el folk nórdico (ahí tienes un disco como Origin de 2006). En ese camino, desde Urd (2012) les hemos oído respondiendo a ciertos patrones, paseando su sonido por distintas aristas, entregando momentos desatados y extremos así como otros melódicos o de entregada calma. El equilibrio parecieron exponerlo de buena manera en el sólido True north (2019) y cinco años más tarde les tenemos estirando la fórmula mediante este Fall (de preciosa portada, todo sea dicho), con un problema insalvable eso si: se comienza a observar una mecanización en el sonido de la banda que acaba por alejar, una falta de fluidez o naturalidad, llámenlo como quieran, pero hay un ingrediente clave que le falta a este disco. Y es que si en True north habían momentos en donde la banda parecía forzar canciones para acercar su sonido al progresivo, acá ni te cuento...

Me explico. Como suele ser costumbre en los álbumes de Borknagar, el primer tema declara intenciones y ahí 'Summits' hace lo suyo. Durante ocho minutos se pasea por las distintas estaciones, esto es: momentos acelerados con aroma a un black furioso, coros limpios que se enlazan a atmósferas de calma y tranquilidad. No es un mal tema pero se alarga demasiado, hay mucho cerebro en el. Algo parecido a lo que ocurre más adelante con 'Afar',  enrocando momentos furiosos con coros armónicos donde las voces de ICS Vortex y Lars Nedland dialogan constantemente, el problema es que el loop es monótono por lo que cada vuelta se hace más y más pesada. asunto que en algo como 'Stars ablaze' acaba por hacer crisis, el peor tema del disco por lejos, aburridísimo hasta decir basta.

Para remarcar el punto menciono lo que ocurre en el cierre del álbum con 'Northward', que hasta la mitad de su duración es un verdadero temazo, o sea, la explosión que en lo personal llevaba extrañando durante todo el álbum acá efectivamente llega (desde el 4:20 en adelante), y de manera gloriosa. Sin embargo, ¿cuál era la necesidad de una vez desatada la emoción volver a comenzar la canción tras los seis minutos? No se entiende. Los últimos tres minutos de esta son un total despropósito, un exceso y una redundancia completamente innecesaria.

La otra arista del álbum está cargada hacia temas más lentos, limpios vocalmente y que proponen atmósferas de calma para luego ir desatando una que otra explosión, como 'Nordic anthem', 'Moon' o 'The wild lingers'. Ninguna de estas están decididamente mal y cada cual tendrá su favorita, sin embargo, tampoco enganchan ni cuentan con algún momento particularmente intenso, lo cual es dramático considerando que la apuesta del álbum es ser un disco marcadamente emocional. Los temas solo se dejan oír 

Finalmente, lo único en todo el álbum que parece funcionar es la efectividad de 'Unraveling', cuatro minutos que van al hueso en su metal, pero en su grueso Fall resulta ser el clásico álbum que se deja oír sin mucho problema, que lo colocas y de pronto te das cuenta de que vas en la quinta o sexta, sin embargo, no recuerdas ningún tema ni te has enterado de lo que ha pasado. La crítica en general se ha encargado de ensalzar este disco, pero por acá me ha parecido un bajonazo respecto a su antecesor. 

¿Canciones? 'Unraveling', 'The wild lingers' y 'Northward' (hasta su minuto seis). 

6,5 / 10
Cumple y algo más...

lunes, 4 de marzo de 2024

The Obsessed: Gilded Sorrow (2024)

"Un (necesario) saludo a la bandera..."

Fue tras (agárrate) veinticuatro largos años de silencio fue que Scott "Wino" Weinrich decidió revivir a The obsessed. Pioneros y bastiones en esto del doom metal, la banda lo dejó allá por 1995 para regresar mediante un álbum como Sacred (2017), cuarenta y tres minutos en donde el líder desenfundó todo lo que sabemos puede dar en materia de guitarras y peso. El caso es que para Gilded sorrow pasó algo menos de tiempo, tan solo (?) siete años. En este, percibimos a un Weinrich manteniéndose fiel al sonido que siempre le ha motivado, ese andar de marcha lenta y guitarras siempre pesadas, esto enmarcado además en un álbum más breve, compuesto solo por nueve canciones y poco más de media hora. El disco transmite por tanto esa intención de salir a cumplir, y ciertamente lo hace aunque sin lograr el impacto del antecesor, donde existió el elemento "sorpresa" y se sentía que habían puesto lo mejor de si en el trabajo. 

Desde un comienzo por tanto y mediante 'Daughter of an echo' percibimos por donde va el asunto, guitarras setenteras y un sonido duro. En adelante el álbum oscilará entre momentos que acelerarán un tanto, yendo al stoner en 'It's not OK' o 'Realize a dream', y otros donde irán muy abajo entre atmósferas marcadas por la psicodelia, ocurre en toda la pasada por 'Gilded sorrow' (la canción) + 'Stoned back to the bomb age' + 'Wellspring'. Finalmente, en la recta final se dedicará a cumplir, primero en la veloz 'Jaline' y luego bajando otra vez con 'Yen sleep', para cerrar definitivamente con el instrumental de un minuto 'Lucky free nice machine', que sinceramente mucho no alcanza a decir.

Verdad sea dicha, Glided sorrow suena más a saludo a la bandera que a propuesta. No hay canciones acá particularmente recordables aunque recibimos de todas maneras una buena pincelada del doom característico de una banda que siempre será un placer tenerla entre nosotros. 

¿Canciones? Por destacar una, 'Gilded sorrow'.

6/10
Bueno, cumple...

viernes, 1 de marzo de 2024

Ana Tijoux: Vida (2024)

 "La pérdida como motor..."

Basta realizar el sencillo ejercicio de darle play a un álbum como 1977 y luego ponerse alguna de las canciones de este reciente Vida para verificar cuanto se ha expandido musicalmente Ana Tijoux a lo largo de estos quince años. Ni siquiera entraré en el debate respecto a si lo que hoy hace es mejor o peor, simplemente diré que es diferente. 

En aquel disco de 2009 la chilena se entregaba a la narrativa hip hop que caracterizó su carrera desde sus inicios noventeros junto a Makiza, pero claro, luego llegó un trabajo como La bala (2011) y con el la diversificación del sonido. Aquel paso fue clave de crecimiento musical de Ana, el cual continuó explotando en el confrontacional Vengo (2014). Curiosamente desde aquel han pasado diez largos años, período donde la vocalista se dedicó a publicar canciones aisladas  (algunas de ellas han sido incluidas en este álbum) y hasta un libro escribió. También le rondó la tragedia (la muerte de varias cercanas/os, hermana incluida), asunto que ha acabado por empapar su quinto trabajo. En este nos entrega quince canciones que escapan de sus habituales temáticas contestatarias (que las hay, solo que a cuentagotas) y más bien apuntan al fondo de su ser, tocando tópicos como la pérdida y el como levantarse desde ahí. En lo musical Vida confirma la búsqueda de la artista y las ganas por continuar diversificando su sonido, siempre en colaboración de su viejo amigo Andrés Celis en producción, armando un conjunto que por lo general apunta al baile y un sonido optimista en términos de atmósferas, aunque también irregular en cuanto a resultados.

Comencemos por lo complicado. La carta de presentación para el disco es lo peor de este. 'Millonaria' viene con un buen mensaje, la idea de sentirse protegida por su círculo, el cariño de su familia, "piño" y su gata, sin embargo, musicalmente el tema luce tan impostado y forzadamente comercial (ese coro "Millo-millo-millo-millonaria"... uf!) que resulta difícil rescatarlo. Algo parecido ocurrirá más adelante con 'Niñx', donde la vocalista vuelve a simplificar la fórmula con objetivos comerciales, así como 'Tu sae' seguida de los interludios 'Suave' + 'El caudal' acaban armando un nudo para el álbum que se deja oír pero no parece realmente decir algo interesante.

Esto a diferencia de la dupla 'Óyeme' + 'Cora', donde aparece la Ana Tijoux creativa, radiante y talentosa. En la primera nos recuerda que su esencia contestataria y política no ha desaparecido, invitándonos al baile pero musicalmente sonando rica entre ritmos latinos y una lírica potente ("Levantaron alambrados, nos encadenaron / Crearon cárceles en medio del océano / Barcos absurdos, esclavistas humanos / Y acá seguimos enjaulados...") mientars que en la segunda complementará yendo hacia una arista diferente, más íntima, delicada y personal (muy en la línea de lo que realizan bandas latinas estilo Bomba estéreo).

El resto del disco funcionará como un viaje cohesionado y rico en texturas. En 'Vida' (la canción) apuntará a lo trascendental ("Tu que quitas, que das vida / Dime que significas / Si abres heridas, entre llanto y risa / Yo te abrazo pero no te capto nica...") colaborando con el inglés Omar Lye-Fook, quien aportará toques de reggae y soul a su música. Una fase más emocional del álbum abrirá mediante 'Bailando aquí sola', abordando el desamor y el aprendizaje en soledad ("Me cansé de esta tristeza y llorarte un río / Buscar el amor romántico sin ningún sentido..."), continuará con 'Tania' y la sentida dedicatoria de Ana a su hermana ("Todo lo que no te dije, yo lo guardo y acá vive / Acá la estaca sigue, tu memoria siempre vive / En los recuerdos que quisiste...") y cerrará con 'Busco mi nombre', el segundo momento político del álbum que la artista anticipa con emocionantes palabras previas de Estela de Carlotto, activista argentina por los Derechos Humanos y presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo. 

Finalmente, la lista volverá a subir con 'Dime que' en otro momento que acelera con fuerza y afila la prosa mediante un discurso que va directo al hueso, con la participación además de Pablo Chill-E la cual es fuego puro ("Los cuicos y los flaites se asemejan / Crecen sin amor y familias complejas / Somos dos distintos pero iguales / Nos diferencian en los tribunales...") para finalmente cerrar con 'Fin del mundo', otra amena reflexión respecto al orden social aunque con una carga hacia la esperanza. 

El quinto álbum de Ana Tijoux desprende esa sensación de haber sido compuesto con altas expectativas y si bien hay irregularidad a lo largo del trabajo, en general este suena diverso, rico en texturas y arreglos. No se encuentra a la altura de La bala (su mejor disco para quien escribe) pero si la trae de regreso en gran nivel. 

¿Canciones? 'Óyeme', 'Cora', 'Tania', 'Busco mi nombre' y 'Dime que'.

7 / 10
Muy bueno.


Otras reseñas de Ana Tijoux:
1999: Aerolineas Makiza (Makiza)

lunes, 26 de febrero de 2024

Chelsea Wolfe: She Reaches Out To She Reaches Out To She (2024)

 "Sacando a la luz múltiples aprendizajes..."

Chelsea Wolfe no se ha estado quieta durante estos años. Tras el íntimo acercamiento al folk de Birth of violence (2019) colaboró junto a Converge en Bloodmoon: I (2021) así como en la banda sonora de X (la película de Ti West), en compañía de Tyler Bates, conocido por su trabajo musical para múltiples películas pero también por haber sido guitarrista de Marilyn Manson y haberle ayudado en la producción de álbumes como The pale emperor (2015) y Heaven upside down (2017). Sin embargo, tocaba álbum propio, el cual se estuvo cocinando durante todos estos años y finalmente ha visto forma en diez canciones que en cuarenta minutos dan muestra no solo del sostenido crecimiento que la vocalista ostenta disco a disco si no que también de su capacidad para absorber con naturalidad y nutrirse de múltiples influencias. Y es que en este notable She reaches out to she reaches out to she (primera y última vez que escribo el trabalenguas) resulta evidente el que no inventa nada pero se las arregla para sonar fresca y creativa en compañía de David Sitek (el productor histórico de Yeah yeah yeahs) yendo hacia su arista más gótica y oscura pero dotándola de cuerpo y vitalidad, armando un conjunto que la muestra hambrienta por sacar a la luz sus aprendizajes. 

Y es que por sobre todo, She reaches out... es un álbum inquieto que pareciese siempre buscar abrir puertas. Desde un comienzo, cuando suena 'Whispers in the echo chamber' percibimos ese aroma a suciedad industrial, a electrónica oscura. Chelsea va con calma en una primera estrofa para luego explotar en un coro duro, tras el cual irá aún más abajo recurriendo al susurro como herramienta vocal en un alarde de maestría trabajando intensidades. Esta idea del ir y venir se acentuará con algo como 'House of self-undoing', mucho más acelerada desde su batería (exquisitamente sucia también), seguida de 'Everything turns blue', que nuevamente apunta a las catacumbas de su sonido.  

Entrando al nudo del disco, a partir de 'Tunnel lights' y pasando por 'The liminal' + 'Eyes like nightshade' + 'Salt', incluso en el cierre a cargo de 'Dusk', será cuando la influencia de Portishead en el sonido del álbum se volverá más clara, sin embargo, lejos de sonar a plagio Chelsea lleva el sonido a su terreno, triunfando en todo momento. Así como en 'Unseen world' abrirá visitando atmósferas propias de Björk para luego regalar un tema mucho más explosivo y en 'Place in the sun' insinuará una balada al piano que acabará siendo cualquier cosa menos eso. Notable. 

El séptimo álbum de Chelsea wolfe hay que oírlo y vivirlo, es una invitación a sumergirse. La artista ha salido a explorar involucrándose con una serie de artistas que parecen haber dejado huella en su sonido, lo cual ha nutrido para bien su música. Uno de los grandes álbumes que seguro nos habrá dejado este 2024 que ya comienza a agarrar vuelo.

¿Canciones? 'Whispers in the echo chamber', 'House of self-undoing' y 'Unseen world'. 

8,8 / 10
Brillante.


Otros discos de Chelsea Wolfe:
2019: Birth of violence

domingo, 25 de febrero de 2024

Saiko: Drama (2023)

 "Monotonía..."

Tiene un tiempo viviendo entre nosotros el más reciente disco de Saiko, sin embargo, no quisiera dejar pasar la oportunidad de escribir al respecto, sobre todo pensando en el paralelo con Las horas (2004). Lo cierto es que bastante agua ha corrido bajo el puente en estos veinte años para la banda, incluyendo idas y vueltas + cambios de formación. Lo que siempre se mantiene al frente es el dúo Denisse Malebrán + Luciano Rojas, quienes en esta ocasión han intentado realizar cierto giro en el sonido de la banda, e insisto en la idea: lo han intentado, porque ciertamente el resultado no acaba por cumplir la promesa. 

En este sentido, Drama suena como un verdadero "quiero pero no puedo", lo cual transmite cierta impotencia en su andar. El disco anticipa desde su primer tema algo novedoso, 'Sabes' abre entre vientos para luego coquetear con el trip hop en una expedición oscura, interesante y atractiva. No exagero al decir que el tema debe ser lo más adictivo que la banda ha desarrollado en varios años y una línea que ojalá el resto del álbum hubiese desarrollado. Lamentablemente no ha sido así y la restante media hora de disco va por donde siempre, baladas acústicas como 'Amaneciendo' o 'Lucero', otras al piano estilo 'Esperaré' y complementos algo más energéticos en 'Drama' (la canción). Lo más relevante del disco está en sus primeras tres pero verdad sea dicha, a partir de entonces el asunto no engancha, lo cual resulta dramático para una banda que apuesta precisamente por el pop y canciones contagiosas. ¿El problema? La monotonía de los tiempos y temáticas (amor, desamor, que te vas, que te quedas, lo de siempre), la falta de fuerza y desgarro verdadero. 

Finalmente mucho antes de que el disco acabe nos encontramos bastante desconectados de un trabajo que no hace si no demostrar que la falta de regularidad tiene su costo y lo mejor de Saiko continúa quedando muy atrás en el tiempo, en sus tres gloriosos primeros álbumes. 

¿Canciones? 'Sabes' y 'Amaneciendo'.

4/10
Malo.


Otros discos de Saiko: