sábado, 10 de marzo de 2018

Judas Priest : Firepower (2018)

"Un regalo para las nuevas (y no tan nuevas) generaciones..."

En septiembre de 1990 los británicos de Judas priest editaban un histórico y brillante Painkiller, disco que profundizaba el agresivo giro que habían iniciado unos años atrás con el soberbio Ram it down (que en mayo cumple treinta años de vida por lo que espero poder escribir algo al respecto), sin embargo y curiosamente, la banda se despediría de nosotros en medio del éxito y las buenas críticas. Diferencias creativas separarían a Rob Halford de Judas, quien se desempeñaría durante la siguiente década en tres proyectos diferentes (Fight, Halford y Two) mientras sus ex compañeros reclutaban a Tim "Ripper" Owen en las voces para grabar un sub valorado Jugulator (1997) y un fallido Demolition (2001). Finalmente y como todos sabemos, en 2004 el metal god regresó a Judas priest y desde entonces tres álbumes han visto la luz: un correcto Angel of retribution (2005), el controversial Nostradamus (2008), disco que en lo personal sigo defendiendo pese a admitir lo excesivo y pesado que resulta como conjunto, y un realmente mediocre Redeemer of souls (2014). Toda esta introducción la redacto con el fin de sostener un punto: el que la carrera de estos británicos venía sosteniéndose sobre la irregularidad y, más aún, entregándonos discos cada vez más discretos. Necesitaban(mos) por tanto un álbum como Firepower, disco que no solo los revitaliza, sino que les vuelve a colocar en un nivel que se condice con su historia, ¡qué Judas priest es una banda muy pero muy grande! Y las nuevas generaciones deben enterarse de aquello sin necesidad de recurrir a viejos álbumes. Pues bien, respiremos y agradezcamos todos, que ese disco que les reivindica con su presente (al fin) ya vive entre nosotros.

Han vuelto a trabajar con Tom Allom (mítico productor de la banda hasta Ram it down) quien claramente ha sabido sacar a flote lo mejor que cada integrante podía dar a estas alturas, proporcionándonos así un álbum potente, ejecutado e interpretado con precisión y que en todo momento huele a priest sin necesidad de auto versionarse o abusar de evidentes lugares comunes. Los adelantos que fuimos conociendo mes a mes adelantaban un posible gran disco pero había que verificar el que efectivamente estos no fuesen únicamente voladores de luces, y así ha sido, Firepower es sin lugar a duda el mejor álbum de Judas priest desde la edición de Painkiller en 1990.

Los fuegos abren con la demoledora dupla 'Firepower' (la canción) + 'Lightning strike', dos temas de mucho gancho que desde ya dan muestras del camino que el disco irá demarcando: exquisitos duelos de guitarra entre el inmortal Glenn Tipton y el joven Richie Faulkner (que esta vez si se muestra), una batería dispuesta a machacar cerebros a cargo del siempre notable Scott Travis y un Rob Halford que saca brillo a cada uno de sus recursos vocales (que no son pocos) de gran forma. Más adelante nos encontraremos con otros temas de corte ágil y que seguramente serán manjar para quienes aman el sonido clásico de Judas priest, ahí canciones como 'Evil never dies', 'Necromancer' o 'Flame thrower' emocionarán a más de alguno, recuperando un filo que no oíamos realmente hace mucho, sin embargo, serán medios tiempos como 'Never the heroes', 'Children of the sun', 'Spectre' (que los hermana con el sonido de Black Sabbath) o 'Rising from ruins' los que acabarán por convencernos del gran disco que tenemos enfrente, temas donde la banda adopta tonos épicos que trascienden gracias a notables ejecuciones y no necesariamente por poseer coros con gancho o una dinámica veloz.

Puede que algunos critiquen la extensión del álbum, son catorce temas donde claramente en la recta final la banda no ha temido el colocarlo todo, sin embargo, ¿alguien podría afirmar que el notable machaque de 'Traitors gate' sobra?, donde la banda vuelve a explotar sus posibilidades con un Halford que destaca notablemente con sus fraseos, ¿que el himno de superación 'No surrender' no funciona?  ¿Qué el cierre a cargo de 'Sea of red' no aporta un necesario momento de emotividad? La pesada 'Lone wolf', sin ser un mal tema, puede sea la única que no destaque como el resto del conjunto y efectivamente sea la única que efectivamente podrían haberse ahorrado. No alcanzan esos detalles eso si a restarle demasiado a un trabajo que jamás desciende del notable, que en enmarca como el mejor álbum de Judas priest desde el regreso de Rob Halford a la banda en 2004 y uno que probablemente (al menos acá) será mencionado como uno de los grandes discos que nos habrá entregado 2018. 

Es cierto que el futuro para la banda es incierto. Sabido es que K.K. Downing abandonó el barco unos años atrás y la reciente noticia de que Glenn Tipton se tomará un parón (quizás definitivo) a causa de su lamentable enfermedad. Todas estas situaciones no pueden sino llamarnos a agradecer con profunda emoción la llegada de un disco como Firepower, prueba de vida por parte de una leyenda que pese al paso de los años se niega a dejarnos. Benditos sean por aquello.

8,8 / 10
¡Excelente!


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Otras reseñas de Rob Halford:
2010 // Halford: Made of metal
1994 // Fight : War of words 

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